Opinión

Mónica Muñoz Muñoz2Alejandro García/ ]Efemérides y saldos[

La holografía es una técnica capaz de reproducir una imagen tridimensional de un objeto. La imagen obtenida, el holograma, tiene tal complejidad que en un principio ningún sistema óptico podría distinguirlo del sistema original. Edgar Morin (2001) utiliza así el “principio hologramático” para explicar la relación entre las partes y el todo; el menor punto de un holograma contiene casi la totalidad de la información del objeto representado pero su belleza radica en la pertenencia a un todo.

Mónica Muñoz

La autora señala que el léxico disponible es el reflejo de la organización del mundo y de la vida cotidiana, así que éste es parte fundamental del testimonio lingüístico de una cultura. Así, en el léxico disponible se manifiestan los ‘memes’ de la lengua, las unidades básicas de la trasmisión de cultura. Para poder demostrar lo anterior Mónica Muñoz estudia la disponibilidad léxica de dos áreas zacatecanas que se confrontan: la ciudad capital y las municipalidades del sur del estado (en total 58 municipios). A partir de ello la autora interpreta los datos a través de las tradiciones culturales, de  las evoluciones ‘meméticas’.

Beatriz Arias Álvarez

“El holograma de la comunicación. Aportaciones para la enseñanza del español desde la sociolingüística y la complejidad” (México, 2019, Taberna Libraria editores/ Universidad Autónoma de Zacatecas, Unidad Académica de Letras, 127 pp.) de Mónica Muñoz Muñoz (Jalpa, Zac., 1978) es un libro breve y sustancioso que consta de un “Prólogo” militante y solidario, a la vez que objetivo y contextualizador, de Estela Galván Cabral, “Una introducción”, ya de la autora, MMM, más una pieza ensayística que podríamos considerar de carácter general en torno a la Competencia/incompetencia comunicativa, “Dominio lingüístico: crisis, diversidad y horizontes”; más otra en donde tras acercarse a los problemas teóricos y tensiones entre lengua y género, principalmente, destaca estudios de caso sobre levantamiento de vocabulario bien para integrar corpora, bien en estudios de disponibilidad léxica, “Interacción comunicativa en marcos socioculturales”, y una tercera y última en que se aborda la complejidad y se da noticia de dos autores y de dos libros, “Complejidad lingüística. Letras en diacronía y sincronía”.

     Una de las grandes virtudes de este libro es que replica la palabra o el concepto que lo mueve: complejidad,  a veces de manera explícita, otras implícitamente. De lo último es un ejemplo claro el arranque, apenas la  introducción. Tras la tentación que el lector siente de seguir los meandros del olvido, al cual adorna con la referencia al borgiano Funes el memorioso, la autora rinde reconocimiento y desafío frontal al olvido, de la experiencia de una escuela o Unidad Académica, de sus egregios fundadores, de un programa de maestría (en Enseñanza de la Lengua Materna) que presentó una serie de ideas y acciones innovadoras en sus áreas de enseñanza y aplicación e incluso el papel que como alumna y docente investigadora ella jugó para convertirse, en las actuales propuestas a estas alturas de la tercera década del siglo XXI, en elemento de cambio, el ser posible de una institución, el ser parte de una empresa educativa que propone y no se queda cruzada de brazos frente al problema del lenguaje. “El holograma de la comunicación…” es a su vez un condensado dentro de ese ruido de hombres de que han hablado algunos historiadores. Desde ese mundo de hombres y obras se sigue la siguiente etapa y el papel de la memoria como catálisis que desacelera o acelera.

     El libro se aleja del simple elogio o de la melancolía y se forma dentro de los testimonios que posibilitarán un mejor futuro para los alumnos, para las instituciones, para los estudiosos de éstas y de los problemas de la enseñanza, en particular de la lengua y la literatura y dará testimonio de esfuerzos notables por atajar los problemas del momento histórico vivido. Claro, en un primer nivel, impacta en el mundo del lector y en los compromisos que con el tema tenga y en su capacidad para leer el mundo y llevar el holograma a otra parte del todo, o al poderosísimo universo de que forma parte.

     El centro del libro es el capítulo I. En él se interna en el problema del dominio lingüístico, esto es en el venturoso desempeño de la competencia comunicativa o en su anverso, el fracaso del intercambio, de la interacción errada con el mundo, la incomunicación. El dominio del lenguaje, sea cual sea en su particularidad, permite la lectura del mundo y que la conciencia otorgue las soluciones adecuadas con ese manejo del mundo concreto y abstracto, material e inmaterial, hecho palabra e incitador a la acción. Los resultados de organismos internacionales no son buenos para nuestro país, por lo tanto hablan de un alto porcentaje de presencia de la incompetencia comunicativa. Tras el escándalo de los números, vino el ocultamiento de los mismos. Apareció entonces la sospecha o el ruido que tanto perturba a la comunicación. Para los enterados, desde alumnos con interés por el lenguaje, profesores motivados, investigadores, no era necesario tener las cifras, pues sólo acentuaban el manoseo político y la discrecionalidad de las capacidades o de las competencias.

     En la arena de esta problemática que tampoco hay que olvidar, se debe atender un mundo que nos rebasa, que actúa sobre las personas y, por lo tanto, sobre los hablantes. El mundo de la tecnología opera cada vez de manera más determinante sobre niños y jóvenes. La lectura se amplía y, por lo mismo, los analfabetismos. Aprendemos a manejar la computadora con altos índices de ignorancia. Alargamos la falsa creencia de que, como la lengua materna, el uso nos hará cada vez más expertos. Nada más mentiroso. Cuando la pc pasa a internet y a las redes el rango de competencia se amplía e incluso llega a dividirse. La enseñanza tradicional de la lengua materna, ya descalificada en su origen, nada parece aportar ante estos nuevos escenarios, aunque una buena parte de los mensajes se soporten en las lenguas maternas.

     De modo que un ojo al gato y otro al garabato: atender los factores internos, sin perder de vista elementos contextuales, como son las líneas de dominio ideológico y de ejercicio del poder. ¿Cómo llevar el dominio lingüístico a la redes? La competencia en éstas no elimina lo que ya se tiene y se sabe. Los niveles fonológico, morfosintáctico, semántico, pragmático, tendrán que ser dominados y flexibilizados, más en la idea de competencia como habilidad en crecimiento de origen chomskiano, y no como la obligación que viene desde las escuelas normativas y coercitivas existentes desde hace siglos.

     Esa enseñanza que cuida el aspecto interno de la lengua, sus áreas cercanas o afines y sus relaciones con los que ha sido, es y será, nos da el tamaño de la labor de profesores e investigadores de la lengua y de la  comunicación. Y a esto agreguemos la parte intra e interpersonal de la lengua en los hablantes.

     Si la necesidad de ser competente es casi inobjetable, no lo es tanto la necesidad de dedicarle tiempo a aspectos como el género, el sexo, la violencia. Las lenguas son palabras, pero éstas llevan a realidades, algunas muy complejas. Pienso en la diferencia entre melancolía, morriña y saudade. Tras las realidades objetivas que designan, hay una serie de creencias, de ideas, de acompañamientos y reservas. Servicio militar es una frase de dos palabras que dicen cosas muy diferentes a un mexicano y a un estadounidense. Para aquél llega a ser un juego, a lo más una firma semanal en una oficina o un ejercicio físico muy relajado. Para éste es la posibilidad de una guerra, de una invasión que a sus ojos resulta justa y necesaria. En los ideales de las naciones paz y progreso suelen estar matizados por esas realidades de la geopolítica. De allí que sea tan difícil cambiar la lengua por decreto o por indicaciones superiores. Se intenta, se lleva a cabo, pero son mecanismos de un ejercicio del poder cotidiano. Cambiar palabras o construcciones desde arriba, más si no tienen el interés de dominio, terminan en fracaso. El regreso de actitudes muy cercanas a las épocas del fascismo o de fundamentalismo religioso que se creía rebasado, nos regresa a condiciones de gran riesgo para los grupos vulnerables o que piden cambios frente a la rígida organización social. Mónica Muñoz Muñoz nos entrega esfuerzos desde abajo por levantar vocabulario. Uno es el CSMX:

     En el país se cuenta con el Corpus Lingüístico de la Sexualidad de México (CSMX) que ─gracias a la generosidad de la Universidad Nacional Autónoma de México─ está disponible para el análisis del comportamiento lingüístico de diversos grupos sociales respecto al sexo, cuyo ejercicio todavía se encuentra domesticado por el tabú, el desconocimiento y la negación.

     El otro es el léxico disponible levantado en la Universidad Autónoma de Zacatecas. A partir de allí se nos entregan aplicaciones, esfuerzos hologramáticos, en torno a esos temas candentes de género.

     Lo que es necesario es una verdadera política de la lengua materna por parte del Estado mexicano, donde se escriban los compromisos de la institución con sus ciudadanos y la vigilancia de que la lengua juegue su papel comunicativo, liberador y transformador a la vez.

     En el capítulo III la autora comenta una novela y un libro que es rescate de documentos. En este caso se trata de la labor de localización y preparación de expedientes por parte de la investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México Beatriz Arias Álvarez, la cual obtuvo el “Premio Real Academia de Investigaciones Filológicas 2015” (sede en España).

     Los documentos son extraídos de diferentes archivos. Algunos de los casos allí presentados son verdaderas tentaciones para la novela latinoamericana o la tradición oral, pero forman parte de nuestro pasado, otra vez la memoria aparece y se retira a dejar que los actuales estudiosos hagan su parte. El pasado, la línea diacrónica se condensa en nuestro presente.

     De modo que “El holograma de la comunicación. Aportaciones para la enseñanza del español desde la sociolingüística y la complejidad” de Mónica Muñoz Muñoz, va desde lo general a lo particular o desde lo particular a lo general con desenfado, pero sin dejar que banalidad, vaguedad y simplicidad aparezcan. Es su visión de futuro, el estado de cuestión de su labor y de sus tareas para mañana.

   Como la imagen china es su imagen  del universo en una cáscara de nuez, es su vida y su vocación de encontrarle sentido al sinsentido, es la investigadora que al despertar no sabe si es Chuang Tzu que se sueña mariposa o una mariposa que se sueña Chuang Tzu, mariposa o mujer, o tal vez al revés, denotación o connotación, palabra o acertijo, todo juega a la hora de desafiar al mundo a entregarnos el secreto para alcanzar y consolidar la felicidad.

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