Entrevista
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*Minimiza las denuncias de corrupción, malos tratos y nepotismo

*Yo solicité la intervención de la Función Pública, afirma Ortiz Arellano

*Califica de “light” el alcoholímetro aplicado en Zacatecas

 

ANGEL AMADOR SÁNCHEZ

Acusado de presuntos actos de corrupción, malos tratos al personal, francachelas y nepotismo, el titular de la Dirección de Transporte, Tránsito y Vialidad (DTTyV), Agustín Jaime Ortiz Arellano, desdeña las imputaciones en su contra y afirma que él mismo solicitó que la Secretaría de la Función Pública (SFP) realice una auditoría e investigue las denuncias.

Mientras llegan los resultados, el funcionario se anticipa y asegura que no le falló al gobernador Miguel Alonso Reyes ni a los ciudadanos en el compromiso que asumió hace 18 meses, cuando tomó posesión del cargo, de combatir la corrupción y dignificar la corporación.

Hay avances importantes en ambos apartados, dice, aunque acepta que algunos uniformados muestran resistencia a los cambios puestos en marcha, luego de que sustituyera en la dirección al General Víctor Manuel Arrieta, en mayo de 2012.

“La corrupción ha disminuido de manera considerable en el año y medio que llevo al frente de la corporación. Los ciudadanos lo han notado en la vía pública, pero el problema no es tan fácil, no era una tarea sencilla pelear con las malas costumbres de las personas de adentro, y en ese sentido estoy muy tranquilo”.

Entrevistado en el programa Los periodistas (Radio Zacatecas 97.9 FM), Ortiz Arellano insiste que tras las denuncias en su contra de “sólo 30 elementos” de una agrupación integrada por 240, ha dado la cara porque no tiene nada que ocultar ni de que avergonzarse.

Y es cuando manifiesta, como si se adelantara a hechos consumados: “no le fallé al gobernador Miguel Alonso Reyes ni a los ciudadanos, principalmente”.

Dice que las acusaciones son actos de desprestigio hacia su persona, sin fundamento ni nexo laboral, a los cuales se les ha dado muchísima publicidad. “Se habla demasiado de corrupción, ahora hay que presentar las pruebas, sin éstas hay un delito que se llama calumnia”, advierte.

Sin precisar nombres, el director de Tránsito señala que al asumir el cargo se acercó a gente que creyó le ayudaría a sanear la corporación “y, bueno, a veces se equivoca uno, hay ambiciones y traiciones”.

No obstante, reitera que está muy tranquilo e incluso, ufano, asegura que no está preocupado y que algunas acusaciones le dan risa.

Y un tanto retador, dice: “seguirá el combate a la corrupción, no me doblaron las manos, he dado muestras de valentía en mi actuar, no me asusto tan fácilmente. Vamos a seguir actuando igual y hasta que el señor gobernador lo diga, él es el importante, él es el bueno”.

Para el funcionario, la dependencia pasa por un mal momento, pero no es toda la corporación, sino unos cuantos elementos que se han movilizado para desacreditarla. Confía en que dentro de muy poco tiempo esta situación se aclarará y quedará todo muy esclarecido.

SUS PROPIEDADES Y EL NEPOTISMO

El grupo de agentes que esta semana tomó las instalaciones de Tránsito denunció que Agustín Jaime Ortiz Arellano tiene varias propiedades, al parecer adquiridas con dinero público, y que uno de sus hijos trabaja en la dependencia con un alto sueldo.

Del primer punto, el entrevistado admite que tiene propiedades en los municipios de Fresnillo, Jalpa, Concepción del Oro (un pie de casa) y una "bodeguita" en Mazapil, pero desde mucho antes de que asumiera el cargo.

Relata que la compra de sus bienes inmuebles es producto de su estancia en Estados Unidos durante 10 años. Laboró en la empacadora Dixi, primero como obrero y luego ascendió a supervisor; aquí, se da tiempo para presumir que con el esfuerzo de todos se logró la expansión de la compañía.

Enseguida retoma el punto central para decir que como migrante ganó en dólares, “no fueron cacahuates, trabajé horas extra, laboré sábados y domingos”. Con ese dinero adquirió sus propiedades, comenta.

Del segundo punto, informa que en efecto uno de sus hijos labora en la DTTyV, pero -según su versión- ingresó sin recomendación alguna, ya que aprobó el examen que aplica la Secretaría de Seguridad Pública.

Ortiz Arellano se deslinda: “yo no le di el trabajo a mi hijo, no lo recomendé tampoco, entró a trabajar como todos y no tiene ningún trato preferencial, como ninguno. Labora en Jalpa, fuera de su casa. No tiene un lugar privilegiado, creo que estamos dentro de la legalidad”.

El director reafirma que durante su gestión se ha combatido la compra de plazas y el famoso “entre” (pago de cuotas de subalternos) a los jefes.

“Nunca he pedido dinero a los delegados, puse a 15 nuevos y me están dando muy buenos resultados, gente que trabajó mucho, y cuyo ascenso no les costó ni un solo centavo. Esto todo mundo lo sabe, son situaciones transparentes, el director de Tránsito habla a cabalidad y cuando hay errores los reconoce porque es humano”.

Para cerrar el tema, enfatiza que está cumpliendo con el compromiso de dignificar a la corporación y combatir la corrupción.

A LA DEFENSA DEL ALCOHOLÍMETRO

El titular de Transporte, Tránsito y Vialidad califica de “light” el operativo del alcoholímetro que se aplica en diversos municipios de la entidad zacatecana, debido a que en otros estados las multas son más altas e, incluso, en algunos los conductores que manejan borrachos son remitidos a la cárcel.

Las personas que son afectadas en Zacatecas se quejan por la medida, cuyo objetivo es prevenir accidentes y salvar vidas. Las estadísticas, dice Ortiz Arellano, indican que los percances van a la baja gracias al alcoholímetro.

La finalidad del operativo no es recaudar dinero ni molestar a la gente, puntualiza.

Niega que haya abusos y señala que son realizados bajo la vigilancia de supervisores de la propia dependencia, aunque le gustaría que participaran Derechos Humanos, la Función Pública y todos los interesados, pero esto se complica por los horarios.

“Algunos conductores no respetan la vía pública y ponen en riesgo su vida y la de otras personas al manejar en estado de ebriedad; se hacen acreedores a un correctivo, éste no es drástico, es un correctivo light, por decirlo de alguna manera”.

En otros estados, por ejemplo en Jalisco, con el primer grado de alcohol pagan 6 mil pesos de multa, pero en el segundo y tercero, ya es cárcel. En el Distrito Federal y el Estado de México son más drásticos con los conductores que no pasan la prueba, refiere.

“Vamos a seguir trabajando, no bajaremos el ritmo; no se afectará el ánimo para seguir haciendo las cosas bien. Hay avances importantes, reducción de accidentes, diálogo directo en las escuelas, se ha recobrado la confianza de los ciudadanos en los agentes”.

Los aparatos que se manejan en el alcoholímetro, asegura, son muy confiables y fueron proporcionados por los Servicios Coordinados de Salud, están calibrados de manera perfecta y los SSZ pueden avalar más la legalidad en los alcoholímetros, abunda.

El funcionario informa que en los operativos de viernes y sábado se detienen -en promedio- 170 vehículos, en ocasiones hasta 228 y el récord se ubica en 260. El dinero por las multas (mil 200 pesos por infractor) se va a la Secretaría de Finanzas.

La DTTyV, añade, no cuenta con grúas, sólo tiene dos que laboran diario de las 7 a las 21 horas. Por otro lado, la dependencia se quita de responsabilidades, porque cualquier daño al vehículo recae en la empresa encargada del traslado, además no hay corralones de Tránsito y la compañía se hace responsable.

“Tenemos pocos elementos, 240 para todo el estado, se requieren, cuando menos, de 100 más, pero es complicado porque no hay recursos económicos. Sería de mucho beneficio que entrarán agentes nuevos para inculcarles disciplina, hermandad y valores”, indica.

INSTRUCCIÓN DEL GOBERNADOR

En otra parte de la entrevista, Ortiz Arellano remarca que tras las denuncias está a disposición del mandatario Miguel Alonso, y “sé que la Secretaría de la Función Pública vendrá a efectuar una auditoría. Estoy a la espera”.

Enseguida, hace una afirmación más:

“Quiero comentarles algo: yo mismo pedí esto, fui el que solicité que interviniera la Función Pública, que se haga la auditoría y de esta manera dar transparencia a mi desempeño. No tengo nada que ocultar, estoy a la orden del gobernador y la instrucción es esperar los resultados de dicha secretaría”.

Antes había expresado: “salí del crucero, me da orgullo decirlo, luego escalé puestos y llegué hasta la Dirección de Tránsito. No tengo nada que esconder”.

Y remata: “no soy un monstruo”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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