Opinión

250px Mapa de sueciaMartha Canseco González/ Botella de Mar

SemMéxico

Niñas y niños refugiados en Suecia, están presentando una serie de síntomas peculiares. Los psiquiatras le han llamado Síndrome de Resignación. Ellas y ellos dejan de hablar, comer y beber. Entran en un profundo sueño del cuál es imposible despertar. Cómo en estado de coma, no reaccionan ante ningún estímulo.

Sus madres, padres y hermanos, los bañan, visten, alimentan por sonda, les leen y además les ejercitan brazos y piernas para evitar que se anquilosen. También los monitorean constantemente para cerciorarse de que no dejen de respirar ni que su corazón se detenga.

Son niñas y niños, cuyos padres han solicitado asilo político al país europeo y cuya situación está en un impasse. Vienen huyendo de la violencia en Rusia, Eslovenia o Ucrania y pertenecen a pequeñas etnias de ésas regiones que han sido ancestralmente vulnerabilizadas.

Dicen los especialistas: “Literalmente los niños se duermen y no despiertan hasta que las cosas vayan mejor”.

“Dayana”, quién no recuerda, le pregunta a su mamá.-¿Qué me paso?-,-¡Te quedaste dormida como la princesa del cuento!-. “Dayana” durmió durante un año y tres meses, despertó semanas después de que el gobierno sueco le concediera el asilo a toda la familia.

Es por supuesto, dicen los psiquiatras, una defensa de la mente que pone al cuerpo a hibernar cuando se ha perdido la esperanza, la fe cívica y la alegría.

Hasta aquí la anécdota.

La semana pasada con alegría, orgullo y gratitud, recibí reconocimiento por trayectoria profesional, de parte de la COPEHI, Coordinadora de Periodistas del Estado de Hidalgo, que encabeza Emilio López Peña. Para mí, un reconocimiento de mis amigas y amigos periodistas no me invita a “dormirme en mis laureles”, ¡me obliga!, me obliga a no resignarme.

No me resigno a vivir en un país donde 9 mujeres son asesinadas al día. Seguiré con mis talleres de autodefensa feminista. Ahí no enseño a matar hombres, enseño que las mujeres tenemos derecho a la defensa y a ser felices.

No me resigno a un sistema político que impidió tantas veces elecciones limpias y  libres de corrupción y manipuleo y que aunque remontamos ésa tragedia, las y los que ahora están en la oposición se comportan de manera tan mezquina tanto a nivel federal como estatal. Seguiré teniendo una posición activa en espera de que las y los políticos reaccionen. Tan sencillo que tienen el regreso a casa pero han elegido la más funesta posición.

No me resigno a unos medios masivos de comunicación que han optado por el papel más ruin, deshonesto y degradante ante las dudas del nuevo régimen. Seguiré como periodista y comunicóloga sirviendo a la mayoría. Los mensajes de bien público continuarán siendo mi prioridad a fin de que las personas tomen las mejores decisiones para su salud y su vida.

No me resigno ante el embate del fascismo para echar atrás los derechos ganados. Continuaré defendiendo los derechos humanos de todas y de todos los humanos derechos.

No me resigno a, como mujer, ser ciudadana de segunda. En especial los derechos de las mujeres continuarán siendo una parte fundamental de mi pensar y hacer.

No me resigno a que niñas y niños sigan siendo víctimas del abuso sexual de sacerdotes pederastas y demás piojosos. Desde donde éste, ya sea el periodismo o el activismo, seguiré abogando porque la infancia, no sólo en México no pierda la esperanza, la fe cívica y la alegría.

¡No me resigno, no me resigno, no me resigno!

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