Opinión

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Yaneth Tamayo

SemMéxico

En días pasados se llevó a cabo una importante reforma que contribuye a la progresividad de los derechos humanos de las mujeres; la paridad de género en todos los niveles de gobierno por fin se traducirá en el acceso real de las mujeresa ocupar cargos públicos, donde puedan desarrollar sus potenciales y ser partícipes de las tomas de decisión del país o eso es lo que se supone debería suceder.

Sin embargo, pareciera que al titular del Poder Ejecutivo Federal se le olvida cuáles son sus obligaciones respecto de conformar un gabinete paritario y no porque la reciente reforma así lo mándate, sino porque desde 1981 existen instrumentos internacionales como la Declaración y Plataforma de Acción Beijing y CEDAW, mediante las cuales el Estado Mexicano está obligado a adoptar medidas apropiadas para garantizar que las mujeres participen en la formulación de las políticas gubernamentales y en la ejecución de estas; así como ocupar cargos públicos y ejercer todas las funciones públicas en todos los planos gubernamentales.

Es por ello, que resulta un gran logro para las mujeres que la paridad de género se materializara en las condiciones establecidas por los mencionados tratados internacionales, es decir, que no solo se considerarán como cuotas destinadas al ámbito del ejercicio político.

Lugo entonces, resulta incongruente ver que un espacio ocupado previamente por una mujer ahora sea ocupado por un hombre, restándoles espacio a las mujeres que con esfuerzo han logrado colocarse en espacios que culturalmente han sido designados a hombres.

Baste, como muestra lo sucedido con Josefa González Blanco ex titular de la Semarnat, quien si bien renunció por el uso de sus influencias para retrasar un vuelo comercial -acción que a todas luces es incorrecta-, lo cierto es, que el puesto que resultó vacante debió ser designado a otra mujer que cubriera los requisitos necesarios para ocupar esasecretaría.

Con lo anterior aclaro, no se desestima las habilidades y conocimientos que posee el biólogo Víctor Manuel Toledo; la paridad no trata de dejar a un lado las habilidades de las personas, sino que las mujeres con iguales o mayores capacidades puedan acceder a cargos públicos en los cuales puedan desarrollar sus conocimientos y participar de las tomas de decisión.

En México existen más de 238 mujeres biólogas e investigadoras registradas en el padrón del Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt, la designación de un hombre en la Semarnat les resta un espacio a las mujeres que por ley les corresponde, pues cabe recordar que uno de los principios para garantizar la paridad es que los suplentes deben ser del mismo género.

Lo anterior, pone en evidencia la resistencia por parte del Ejecutivo Federal para aceptar los cambios sociales y políticos; ya que aún y cuando su titular Andrés Manuel López Obrador anunció en su conferencia mañanera la aprobación de la reforma constitucional respecto de la paridad de género, prefirió ignorarla en la designación.

Con lo sucedido, solo se refuerza la idea de que las decisiones sociales y políticas son una función predominante de los hombres; mientras exista una proporción tan baja de mujeres participando en la adopción de toma de decisiones económicas y políticas se seguirá impidiendo que estas decidan directamente el ejercicio efectivo de sus derechos, produciendo con ello un desequilibrio en la distribución de recursos y poder entre mujeres y hombres.

De ahí que se tenga la necesidad de cuestionar el principio de trato idéntico al no tomar en cuenta las circunstancias y el contexto en el cual las mujeres aspiran a tener las mismas condiciones formales que los hombres, pues como se ha precisado, el objeto de la paridad de género es alcanzar no solo la igualdad formal sino la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres cuya acción exige una estrategia eficaz encaminada a corregir la representación insuficiente de la mujer y la redistribución de los recursos y el poder que existe entre ellos.

En conclusión, de nada sirve que la paridad de género se formalice mediante normas sino van hacer ejecutadas por las personas que están obligadas; presumir una reforma como logro de la 4ta transformación no sirve si el que la encabeza no la respeta.

Como bien dijo AMLO, cuando le recibió la renuncia a Josefa González Blanco “no se le puede fallar al pueblo en nada”. Ahora las mujeres le contestamos, Andrés Manuel López Obrador, usted tampoco tiene derecho a fallar, las mujeres lo estamos observando y hasta ahora sus decisiones sólo reflejan una desigualdad intrínsecamente injusta.

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