Opinión

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Teresa Valdés/ Letra Clara

SemMéxico

Ante el disfrute del bello libro ilustrado Alicia en el país de las maravillas, de la Editorial Mexicana  Multimedia Educativa, que recrea el cuento infantil escrito por el escritor británico Lewis Carroll en 1865, se motiva la capacidad de asombro y de análisis por situaciones de violencia de género que parecen muy cotidianas en el lenguaje.

En momentos de recientes debates acerca del futuro inmediato de la atención a la primera infancia y preescolar, así como otros acuerdos constituyentes acerca de la reforma educativa, se entrelazan aspectos a considerar con el uso formador de la literatura infantil, donde casi siempre, está omitida la perspectiva de género.

https://www.forbes.com.mx/ publicó que México cuenta con más de 40 editoriales que ofrecen libros para niños en edad preescolar, y reconoce la escasez de oferta, que debe propiciar crear más librerías para fomentar ventas y la lectura. La información destaca “la necesidad de incrementar la calidad literaria y anunció la creación de dos colecciones para niños con novelas y contenido literario nacional.” En ningún caso se refieren a las niñas en las primeras edades, ellas quedan en el silencio.

Esta omisión no es casual, manifiesta una larga tradición patriarcal. Por una parte muy válida, fundamenta la necesidad de construir una conciencia infantil a través del lenguaje oral y escrito con calidad y arte, que interese a cada niño o niña. El ejercicio del uso del género  masculino como generalidad ratifica esa forma de exclusión desde las palabras, y refuerza la discriminación hacia las mujeres y las niñas así como estimula el uso de los estereotipos que subsisten en la sociedad.

La literatura infantil influye en “construcción de la conciencia desde los primeros años” tener sentido del bien o del mal, según nuestros deseos. Lo que no se nombra, no existe y esa omisión, se confirma cuando el personal docente, maestros y maestras incluidas, no utilizan un lenguaje incluyente no sexista, durante su proceso de enseñanza aprendizaje, en la formación de conciencia para generar igualdad con equidad. https://www.gob.mx/nosotrosporellas/

En la formación docente del magisterio en América Latina y en México, vale recordar la influencia del francés Jean-Jacques Rousseau con su libro Emilio o De la educación, escrito y publicado en 1762, donde se proponen los principios de una educación natural y de participación.

Pero, mientras Emilio, huérfano y de familia rica, crece lejos de las convenciones urbanas, más en contacto con las cosas aprende un oficio y expresa con claridad sus sentimientos morales, sociales y religiosos; en el mismo libro, se educa a Sofía, la muchacha con la única finalidad de hacer feliz a un hombre y de dedicarse a los íntimos goces de la familia. ¡Vigentes se mantienen esos concentos de discriminación sustentados en el trato desigual, por valoraciones caducas, construidas desde otros tiempos y otras sociedades!

En un mundo dominado por autores masculinos, ya son más reconocidas las escritoras de literatura infantil que aportan en sus textos otras maneras, de apreciar la vida a favor de la igualdad.

Juan Cervera Borrás, España 1928-1996, Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad de Valencia, escritor y director teatral, dedicó su vida a la investigación y creación literaria para edades tempranas  reconocía: http://www.cervantesvirtual.com/

“Las palabras nacen, crecen, se desarrollan, se transforman y también mueren. Las palabras suben y bajan; son transportadas de acá para allá, como el agua de la noria”.

La literatura infantil también es un camino para influir desde la primera infancia. Urge regalar nuevas herramientas para que puedan comparar la realidad con bellas imágenes, donde la igualdad entre niñas y niños, mamá y papá, mujeres y hombres, sea una verdad agradable y placentera, en este país de maravillas.

@Letra Clara

Maestra en Ciencias de la Comunicación

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