Opinión

Austin W
]Efemérides y saldos[/ Alejandro García

Desconfía de la novela de Edward. No sabe por qué. Le suscita cierta alarma, un miedo cuyo motivo desconoce, pero que parece diferente del miedo descrito en la propia historia, y que está de algún modo relacionado con ella misma. Susan piensa: si Edward se propone —a través de Tony o de alguna otra forma— sacudir la fe de ella en su propia vida, pues… resistirá, eso es todo. Sencillamente resistirá. Hay cosas que la lectura de una simple novela no puede cambiar.

Austin Wright

Me encontré con Tres noches (Barcelona, 2013, 4ª edición, Salamandra, 480 pp.) de Austin Wright (1922-2003), en parte porque me gustan los libros de Salamandra, los cuales procuro comprar con excepción de los de detectives, ante los cuales me pongo ahorrativo; en parte por la respuesta espontánea de interés en los inteligentes ojos de algunos de mis exalumnos, bien por la novela, bien por la película (Animales nocturnos, Tom Ford, 2016). La versión cinematográfica es altamente recomendable, la he resumido en otra parte. Ahora me toca referirme a la obra narrativa, publicada en 1993 (Tony and Susan, Baskerville Publisher, Ltd), sin duda una obra maestra, lo cual no es poco en una literatura tan competida como la estadounidense. El cine convirtió la obra en producto de estanterías para el gran público, pero su base más firme se encuentra entre lectores de culto. Fuera de eso, Wright es prácticamente desconocido en España y América Latina.

   Susan Morrow es una aguda crítica literaria, residente en Chicago. Está casada con el médico especialista Arnold y tiene tres hijos: Dorothy, Henry y Rosie. Ella ha recibido un paquete con una novela, “Animales nocturnos” que ha escrito su exmarido Edward Sheffield. No lo ha visto desde hace 20 años en que se separaron y sólo ha recibido algunas tarjetas de su segunda esposa. Aprovechará el viaje de su marido a Nueva York para hincarle el diente a la narración. Suponía que Edward había renunciado a sus deseos de ser escritor, decisión tomada cuando aún estaban juntos, para dedicarse a la venta de seguros.

   Tony Hastings es un profesor de matemáticas en Ohio. Ahora viaja del norte de California a Maine, a pasar unas vacaciones. Va con su mujer Laura y su hija Helen. En uno de los trayectos deciden, a sugerencia de la muchacha avanzar durante la noche, mientras abandonan Ohio y entran a Pensilvania. En el camino se encuentran con un par de vehículos que les tapa el paso. Tony logra rebasarlos y a continuación se da una competencia entre vehículos que le impide seguir libremente su camino, hasta que hay una ligera colisión y los autos salen de la carretera. Sólo quedan dos automóviles. Del otro salen tres hombres que reclaman el golpe y acusan de ser el causante a Tony. También le señalan que ha sufrido el agresor la ponchadura de una llanta. La tensión es evidente, la agresividad no es menor. Se ofrecen a cambiar la llanta. Al terminar, con la supuesta intención de buscar la comisaría del pueblo, dos de ellos se van con mujer e hija en el vehículo de Tony y el hombre restante carga con Hastings en el otro.

   Ésa es la primera escena de la novela. Susan se prenda pronto de la acción. Y continúa con el viaje por carretera de Tony con su acompañante, su paso junto a una iglesia blanca y una caravana (o remolque). Después es dejado en medio de la noche, en un claro del bosque, sin saber de las mujeres. Camina entre la maleza, se esconde cuando ve venir un auto. Lo llaman, no responde. Se van. Sigue la caminata. Sale a la carretera. Regresan, ahora lo ven y están a punto de arrollarlo. Lo dejan. Se van. Camina toda la noche. Por la mañana llega a una casa, pide llamar por teléfono. Reporta su extraña situación. Vienen los policías, entre ellos el teniente Boby Andes.

   Es difícil explicar que no ha sabido defender a sus mujeres. Pero se las arregla. Acompañado de las fuerzas del orden reconstruye el camino, identifica la iglesia y la caravana, siguen. Descubren el claro. También por allí están los cuerpos de las dos mujeres. Después se sabrá que no sólo han sido maltratadas, sino también violadas. Ahora se trata de realizar la investigación con muy poca información esclarecedora a la vista.

   La primera sesión de lectura es imborrable para el lector. También lo es para la exigente lectora que es Susan. Ha sido cautivada. Sus resistencias profesionales y personales han sido nulificadas. Se establece entre Susan y Tony un vínculo que poco a poco irá creciendo, pues de pronto todo parecerá más bien vinculado a la transformación que ha sufrido Edward, el anterior escritor fallido. Ella fue importante para que él dejara la escritura. Ahora estaba allí una muestra de gran narrativa.

   La segunda noche o sesión de la novela equivale a la parte en que Tony regresa a sus clases en Ohio, después de ser consentido por su hermana y de pasar un día conmemorativo con su hermano. Es el regreso a la enseñanza, la extrañeza de los alumnos ante conductas extrañas y los llamados que recibe desde Pensilvania con novedades. Dado el levantamiento de huellas dactilares en los diversos escenarios se ha podido seguir la pista de los asesinos. A la primera llamada, Hastings responde con un no. Se trata de un maleante que corresponde a la descripción. Después reconoce que debió decir sí. Ray, Lou y el Turco. Adquieren nombre. El primero, el cabecilla; el segundo, el que lo llevó consigo; el tercero, el silencioso. El trío no para, comete delitos, cae de nueva cuenta en la mira de Andes. Ahora sí identifica a Lou, muere el Turco, atrapan a Ray.

   A obsesivos lectores, como el que esto escribe, la impresión primera guía el resto de la lectura. Pide elementos que sólo permitan terminar el acto. En la relectura uno se entera de que el ritmo de la narración sigue siendo vertiginoso, a pesar de que no haya la acción de la primera parte. Esto sucede también porque la novela dentro de la novela se arma todavía más. Se sabe del matrimonio cruzado: Edward y Susan eran esposos, como lo eran Arnold y Selena. Ésta tenía agudas crisis psicológicas que la llevaron a un psiquiátrico. Edward tuvo una crisis de identidad, relacionada con la escritura que lo condujo a una especie de estancia en el desierto o en la soledad. En ese interín, Susan y Arnold establecieron una relación que terminó en el matrimonio. Ahora, veinte años después, Susan, a partir de la lectura de “Animales nocturnos” recuerda ese traslape y piensa que ella misma debe asumir que la relación entre Arnold y su secretaria Marilyn Linwood no terminó hace tres años, está viva y es posible que sea la determinante para que su marido desee trasladarse a vivir en Washington. Así que el papel de Susan empieza a contaminarse con las acciones y tristezas de Tony.

   Vosotros. Comparaba su caso con el de ella: Tú, felizmente casada, con un marido agradable, amor, y sexo, y vuestra mente sana y vuestra sana conversación llena de amor, amor y nada de qué preocuparse. Susan no quiso negarlo.

   La tercera sesión contiene el fracaso de las detenciones de Andes. Un arreglo entre juez y abogado defensor permite a Ray ponerse fuera del castigo de la ley. Ahora es el policía el que carga la defensa de lo ocurrido en la carretera un año antes y que costó la destrucción de buena parte de la vida de Tony. Además Boby Andes sufre de cáncer, no estará vivo más allá de medio año. Las últimas secuencias son una construcción de Andes en su casa, situada entre la maleza. Hasta allí llevará a Ray y a Lou para jugarse el resto: obligarlos a reconocer que cometieron la violación y el asesinato. ¿Qué debe hacer el pacífico Tony ante todo esto que amerita violencia? A veces preferiría estar en Ohio, en su cubículo y más ahora que una exalumna de posgrado, que ronda los 30, le ha compartido el lecho.

   El desenlace de la novela es tan trepidante como el principio. Una de las virtudes de este libro es que bien pudiera leerse de atrás hacia adelante y el ánimo no decaería. La suerte del personaje Tony es sorprendente, pero pienso que el autor pudo haber hecho lo que quisiera, sin que perdiera fuerza y originalidad la novela.

   Además de la historia principal que es la persecución de tres violadores y asesinos de la mujer y la hija de un profesor universitario y el involucramiento de éste en la persecución, gracias a los oficios del teniente Andes, está el ejercicio crítico de una mujer que tiene que dar una opinión sobre esto que es una novela. La mujer se sorprende porque el autor fue su marido y ha dado un gran brinco en la calidad de su prosa. Pero también la crítica descubre que es una novela en clave, donde el autor pone en la mente de la crítica los hechos de su vida: el abandono del escritor y marido para casarse con el médico, para luego encontrarse en riesgo de ser abandonada por los atractivos de una asistente.

   Edward pide los comentarios que le genere la lectura. Susan está dispuesta a dárselos. Él le ha escrito que estará en Chicago un día determinado, pero el día señalado, a pesar de que en el hotel admiten su presencia, él no se presenta ni establece contacto. La lectura y sus implicaciones y cambios quedarán en la mente de Susan. Nada más. 

   La película cambia algunos de estos aspectos y se concentra en el asunto de los criminales, perseguidos y perseguidores. El título de la traducción al español nos lleva más a las tres sesiones de lectura, las tres noches en que la mente de Susan juega con los acontecimientos de la obra literaria. El título original, lleva más a los personajes de diferentes mundos: Susan, la lectora; Tony, el personaje. Sin embargo, los dos son personajes de una novela que tiene dentro una novela y que por lo tanto tiene numerosos ganchos para que el lector real se ensarte y sufre o goce. Leer esta fascinante novela no tiene desperdicio.

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Guadalupe