Opinión

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Carmen R. Ponce Meléndez/ Monedero

Cimacnoticias

El pasado 19 de octubre ingresó al país un numeroso grupo de personas. Se les llamó “caravana de migrantes” cuando en realidad es un éxodo, una diáspora de centroamericanos, fundamentalmente hondureños, en busca de refugio. Expulsados por la violencia, acompañada de una pobreza recrudecida por las pésimos políticas neoliberales de sus gobiernos, todos represores.

La población en éxodo también se compone de mujeres de todas las edades con sus hijos, algunas en el vientre, no se sabe el número exacto pero fácilmente conforman 40 por ciento de las personas migrantes.

Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), en el éxodo que se desplaza por territorio mexicano hay alrededor de 2 mil 300 niñas y niños a quienes su edad los hace muy vulnerables de ser víctimas de violencia, trata de personas y abuso sexual. Por ello, el llamado de Unicef México es brindarles ayuda humanitaria y no discriminarlos.

La cifra subió a 2 mil 301  porque el pasado 2 de noviembre nació una niña, se llama Alison Guadalupe. Es mexicana y ciudadana del mundo, su mamá ha caminado desde Guatemala con nueve meses de embarazo, huyendo de la pobreza y para buscarle una mejor vida. Son mujeres guerreras.

México es un país firmante de la Convención sobre los Derechos del Niño. Como tal, esta Convención lo hace responsable de proteger los derechos de la niñez en territorio nacional. Así que la protección de esa niñez migrante es responsabilidad del Estado en su conjunto. Uno de cada tres migrantes es niña o niño.

Son aproximadamente siete mil trecientas personas que transitan por México en dirección a la frontera norte, aunque no descartan la posibilidad de quedarse aquí. México ya no sólo es un país expulsor y de tránsito, sino que también es un país de destino.

CAUSAS DEL ÉXODO

En el último año la energía eléctrica aumentó 40 por ciento; el transporte  urbano 100 por ciento; 35 por ciento del territorio está concesionado para minería o megaproyectos; y la violencia es seis veces más muertes que el promedio mundial; no hay empleo y los sueldos son miserables. San Pedro Sula y Tegucigalpa son un infierno.

El Presidente Juan Orlando Hernández ganó en unas elecciones fraudulentas donde la oposición fue reprimida en forma muy  agresiva. Además se ha reelegido, pese a que la Constitución del país lo prohíbe. En 2009 hubo un golpe de Estado contra el Presidente Zelaya con la intervención y bendición de Hillary Clinton, entonces Secretaria de Estado de Estados Unidos.

Sin temor a equivocarse, bien podría decirse que estas condiciones también existen en Guatemala y el Salvador.

Cuando el éxodo ingresó al país, las redes sociales se inundaron de posiciones xenofóbicas, discriminatorias y racistas, podríamos decir clasistas, porque buena parte de ese rechazo es porque son personas muy pobres, pasando por alto que se estaban viendo en un espejo ya que así son las personas migrantes de nuestro país que viajan a Estados Unidos, también expulsados por la pobreza y el desempleo.

Se habla de una crisis humanitaria y con razón. Para empezar enfrentan una campaña mediática que enfatiza, con paranoia, que son siete mil “invasores”, como si fueran una enorme multitud.

Dimensionando, en realidad equivale más o menos al 46 por ciento  del total de quienes presenciaron el desfile del día de muertos el pasado 27 de octubre en la Ciudad de México; o apenas 8 por ciento de la capacidad total del Estadio Azteca. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, menos del 1 por ciento de la población total del país, son extranjeros. (Datos de Imumi).

En su recorrido también han enfrentado la discriminación porque cuando llegan a una población cierran los comercios y las escuelas, y han recibido agresiones verbales de algunas personas; aunque en muchos lugares se les ha brindado apoyo con atención médica, alimentos y alguna protección. Los acompaña “Médicos sin Fronteras” y la Comisión Nacional de Derechos Humanos, pero sus condiciones son muy precarias, ya vienen enfermos y desfallecidos y todavía falta mucho camino.

EL GOBIERNO FRENTE A ESTA CRISIS HUMANITARIA

El informe de la Organización Mundial para las Migraciones (OIM) detalla que México fue el país que más centroamericanos expulsó: 51.2 por ciento del total, seguido de Estados Unidos con 48.4 por ciento. En una palabra, en los últimos años aquí se expulsa más migrantes que en los Estados Unidos; en eso consiste la política migratoria del gobierno de México, se le hace el trabajo sucio a Estados Unidos.

Este gobierno (el mexicano) está sometido a las órdenes y voluntad de Donald Trump y tal parece que su intención es poner un muro en la frontera sur de México. Lo peor es que no sólo se les expulsa, tambi que hacer una verdadera limpieza ncia de los mo s da a los y las migrantes es terrible, m el narco, pero no los entregan gratisén se les criminaliza, extorsiona, roba y secuestra.

El Instituto Nacional de Migración (INM) es partícipe de todo esto, es sabido que ellos entregan a las y los migrantes con el crimen organizado y el narco, pero no los entregan gratis, en realidad los venden, les dicen “pollos”, porque utilizan los servicios de los “polleros”.

Los centros del INM están en condiciones deplorables y el trato que se les da a quienes migran es terrible, más que centros de atención a migrantes son centros de detención, cárceles.

El nombramiento del Doctor Tonatiuh Guillén como director del INM para el próximo gobierno es una luz en el túnel. No sólo es experto en el tema, también es una persona honesta (a diferencia de los últimos directores); sin embargo su tarea no será fácil pues tendrá que hacer una verdadera limpieza de esta institución y lograr que las y los migrantes confíen en el nuevo INM, creando verdaderos centros de atención a sus necesidades ingentes.

La propuesta de EPN para que quienes forman parte del éxodo acudan al INM y pidan ingresar al país legalmente para ver si son considerados con una visa temporal con la condición de que se queden en Oaxaca o Chiapas, fue rechazada por las personas migrantes y con justa razón: es una propuesta mezquina y absurda. Es una trampa para deportarlos

Por una parte saben que no pueden ni deben confiar en el INM y eso de quedarse en dos estados de la república, los más pobres por cierto, es muy negativa.

La policía Federal y los militares no los protegen, los asechan; en su paso por Oaxaca el Comisionado de los Derechos Humanos, Arturo Peimbert,  denunció cosas muy importantes. Para él y para muchos más hay una omisión del Estado ante la crisis migrante.

“Fue en Juchitán donde la caravana permaneció dos días reorganizando su ruta. Con la intervención de diversos actores, entre ellos universidades e iglesias de Oaxaca, se había apalabrado el uso de 70 autobuses. Según un censo que levantó la DDHPO en Arriaga, una estación antes, había poco más de 7 mil 300 personas.”

“Pero funcionarios del gobierno federal, y esto me consta, hicieron insistentes llamadas telefónicas a los dueños de las empresas de transportistas oaxaqueños. Los presionaron amenazándolos con quitarles las concesiones si cedían sus unidades. Les advirtieron que incluso corrían peligro, ya que entre los centroamericanos supuestamente vienen pandilleros, cosa que hasta ahora no se ha demostrado. Y al final, anoche los transportistas cedieron y se negaron a facilitar los autobuses incluso los amenazaron con acusarlos de tráfico de personas”. (La Jornada, 3/11/18).

Algo muy similar debió suceder en Veracruz. El gobernador de la entidad Miguel Ángel Yunes Linares había ofrecido 70 camiones para transportarlos a la CDMX, pero a última hora canceló los camiones con el “argumento “de que aqu.LaJornada, 3/11/18)la diciones tambita caravana causar y as migrantes, pero a arerechos Humanos denuncio no los entregan gratisí había un corte de agua y la llegada de esta caravana causaría más problemas en CDMX”. Sacar a esta población migrante de Veracruz es muy importante, es de los estados donde corren más peligros.

Es muy probable que los gobernadores de los estados por donde transitan estos migrantes reciban instrucciones de la Secretaría de Gobernación, es decir de EPN, que muestra una política anti-migrantes igual o peor que la del actual presidente de Estados Unidos. Constituye una flagrante violación al derecho humanitario que el Estado mexicano está obligado a observar.

En contraste, el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, ofrece visas de trabajo para las y los migrantes. Ojalá esto sea una realidad.

En la frontera norte las cosas no están mejor, si eligen la ruta mas corta (por el Golfo) atraviesan estados dominados por el crimen organizado (incluye trata de personas), o bien el narco-estado y llegar a Texas es arribar a territorio republicano anti-migrante y del dominio total de Donald Trump quien ha dicho falsamente que en esta caravana son todos criminales que se proponen invadir a su país y dedicarse a la delincuencia.

Declaró que mandará quince mil soldados a la frontera de California, aunque ya matizó que no dispararán, únicamente detendrán a los y las migrantes, La ruta larga es por Tijuana, donde probablemente en San Diego se encontrarán con los militares.

*Economista especializada en temas de género

twitter @ramonaponce

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