Opinión

salariosdehamreGuillermo Correa Bárcenas / De Norte a Sur

Fue con Carlos Salinas de Gortari en que cualquier marcha obrera coreaba la consiga de “Salario Mínimo al Presidente, para que vea lo que se siente”. Eran también los tiempos de los Pactos Económicos establecidos un sexenio antes con Miguel de la Madrid Hurtado cuando la inflación llegó a más del 100 por ciento. Como hoy, la clase obrera sufría para comprar de comer. Vivía el poderoso Fidel Velázquez Sánchez que al frente de la CTM convenía con los empresarios y el gobierno aumentos en las percepciones salariales que a casi nada alcanzaban. Llegaron años en que esos mini aumentos se anunciaban el 28 de diciembre, Día de los Santos Inocentes, lo que provocaba más coraje y desilusión, enojo que siguientes administraciones han sabido sortear con cinismo. Hasta que se presentó la era Trump y una renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que entre otras condiciones pide que cambie la injusta realidad de tener salarios de hambre en perjuicio de la mayoría de los mexicanos.

Ahora, como la clase empresarial advierte que el TLCAN del que siempre se han beneficiado puede desaparecer  van a la cabeza en la demanda de que se dé un “sustancial” incremento, postura que es seguida por líderes obreros y funcionarios que han llegado a proponer que el salario mínimo sea hasta mayor a los 100 pesos diarios, cuando hay investigaciones universitarias que han llegado a la conclusión de que no debe ser inferior a los 550 pesos por jornada de trabajo si es que en verdad se desea disminuir la desigualdad que impera en México.

En este marco hay que destacar hechos interesantes. Uno de ellos es que Basilio González Núñez es presidente de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos desde 1991, es decir 26 años en que el salario en cuestión es más inconstitucional que nunca, aunque no el suyo ni el de la alta burocracia gobernante. De ello da cuenta el recién aprobado Presupuesto de Egresos de la Federación 2018 aprobado por la Cámara de Diputados cuyos integrantes viven, al igual que los demás burócratas, casi en el paraíso.

Según el INEGI, por lo menos siete millones de trabajadores ganan el salario mínimo actual que es en números redondos de 80 pesos al día, equivalentes a 2,400 pesos al mes, mientras el próximo año el Presidente de la República ganará 207 mil 591 pesos y los ministros de la Suprema Corte de Justicia 651 mil 741 pesos. Los secretarios de Estado, 199 mil 553 pesos. Otros funcionarios no se quedarán atrás si nos atenemos a los anexos del presupuesto mencionado en los que otra vez Basilio González Núñez sigue con uno de los salarios mensuales más altos dentro de la Administración Pública Federal en que registra gran antigüedad.

Pero vayamos a un estudio elaborado por la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) bajo la firma de Juan Manuel Hernández Niebla porque va a las diferencias existentes con respecto a los salarios mínimos que existen en México, Estados y Canadá, integrantes del TLCAN. En el mismo se reconoce que si se sigue con la metodología de los ajustes inflacionarios como elemento para fijar el mínimo sería hasta el 2043 cuando se lograría el máximo del poder adquisitivo que ha tenido el minisalario, que fue en 1972 y que a nivel de valor presente equivaldría a 253 pesos diarios.

Obviamente el reporte patronal niega la advertencia estadounidense de que el salario mínimo en México se encuentra aplastado y que eso beneficia a los exportadores mexicanos en perjuicio de la economía yanqui. Un análisis de María Rodríguez, elaborado en julio de este año, dice que en Estados Unidos el gobierno federal fijó esa percepción que no ha cambiado desde julio de 2009 en 7.25 dólares la hora, que es igual a 58 dólares por día y 1,740 dólares al mes, que en moneda mexicana actual equivalen a 34,800 pesos. Cierto es que la cantidad puede variar según se trate el estado de ese país, aunque el promedio es el señalado y por muchos argumentos de nuestro lado la diferencia es abismal.

Por eso es que millones de mexicanos han arriesgado y arriesgan su vida para irse a trabajar a los Estados Unidos y que desde ahí envían remesas que ya superan los 26 mil millones de dólares anuales. Igual hay que considerar que la propia Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico ha establecido desde hace mucho que los mexicanos tienen el peor salario de los países que integran a esa OCDE. Una nota de Sin Embargo con fecha del 11 de abril de este año, cita que de acuerdo con el Observatorio de pobreza y desigualdad de las Universidades Jesuitas de América Latina, el salario mínimo en México es cinco veces menor de lo que debería ser para que una familia se ubique por arriba del bienestar mínimo y que en consecuencia sólo el 21 por ciento puede comprar la canasta básica recomendable, incluido ahí el 10 por ciento de la población con mayores ingresos.

Para el doctor Miguel Santiago Reyes, investigador de la Universidad Iberoamericana, el salario mínimo en el país debería incrementarse hasta 570 pesos diarios siempre y cuando las empresas aceptaran una redistribución de la riqueza y aceptaran reducir sus ganancias de 78 a 50 por ciento. Así sería realidad lo que marca el artículo 123 de la Constitución aprobado hace un siglo.

Sólo que declaraciones recientes de la cúpula patronal abogan por que el aumento en 2018 llegue a 95.25 pesos diarios, las organizaciones sindicales oficiales están por más de 100 pesos al día y el gobierno federal, a través de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social dice que puede ser alrededor de los 90 pesos por jornada. Eso, aclara el Banco de México que dejará Agustín Carstens, ¡si el incremento no repercute en la inflación!

DESDE EL CENTRO   

Con todo en contra, hasta actos de represión, Marichuy va por el país sin descanso a fin de lograr las más de 856 mil firmas que la avalan como candidata independiente –respaldada sobre todo por indígenas y otros millones de pobres-- a la Presidencia de la República… La Coordinadora Nacional Plan de Ayala Movimiento Nacional (CNPA-MN) rechazó el presupuesto 2018 que discrimina a las organizaciones sociales del campo y beneficia a INE, ícono de los fraudes electorales. Asimismo, pidió atender recomendaciones de la relatora de la ONU, Victoria Tauli-Corpuz en materia de violaciones a los derechos humanos indígenas… ¿Tiene dinero? Cuídelo, el Buen Fin casi siempre es para que todo acabe mal.

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