Opinión

fotodeintrRogelio Hernández López / Miradas de reportero

Alguien debió informarle a la senadora algo de lo que padecen los periodistas mexicanos

SemMéxico, Cd. de México, 13 noviembre 2017.- Casi diez años después se propuso en el senado una segunda iniciativa de ley para reconocer el derecho de libertad de conciencia para periodistas. En 2008 la propuso Marko Cortés y no pasó nada; hace días lo hizo Luz María Beristain Navarrete, del PRD. Y ya es posible prever el destino que tendrá... Ninguno. Porque no son serias esas propuestas.

¿O sí?

Es ocurrencia de alguien que embarcó a la senadora al mar de las impertinencias. Ocurrencia, como muchas que tienen los legisladores de todos los partidos para hacerse visibles a la prensa, aunque sea diez minutos. Los legisladores no indagan, no estudian, no les hacen bien el trabajo sus asesores –que por cierto son muy bien pagados–. Y no obstante presentan cosas como ésta y lo más seguro es que ni se interesen en ellas ni en su viabilidad.

El 7 de noviembre, ante la asamblea plenaria la senadora Beristain presentó su iniciativa que fue turnada a comisiones, de acuerdo al proceso parlamentario. Como no tuvo notas de prensa, el jueves 9 la presentó en conferencia ante reporteros y logró que la acompañaran otras personas, como para mostrar consenso y fuerza. Pero tampoco tuvo repercusiones mediáticas.

Su iniciativa

Los argumentos que presentó la legisladora en ambos momentos son los siguientes, según difundió la reportera Katia Rodríguez de Capital Media:

La iniciativa de ley que reforma la Ley Federal del Trabajo con la finalidad de que los periodistas puedan ejercer la Cláusula de Conciencia. Tiene “el fin de defender los derechos de los profesionales de la información, como un mecanismo de protección para el libre ejercicio del periodismo y la libertad de expresión y blindarlos de los patrones de mal usar la información a su nombre” (sic).

“La cláusula –repitió mal la senadora lo que alguien le escribió, comenta este reportero– protege a los periodistas de negarse a publicar información con la que no estén de acuerdo por cuestiones ideológicas; se haga mal uso del nombre, cambios en sus publicaciones sin su previo consentimiento o que un medio modifique de postura radical poniendo en entredicho la libertad de expresión del comunicador”.

En la misma conferencia estuvo el exconductor de radio que hoy funge como senador y responsable de la comisión de esa Cámara para seguir los agravios al periodismo, Marco Antonio Blásquez Salinas. Según las notas de prensa apoya la iniciativa y allí mismo volvió a pedir “una fiscalía autónoma que atienda las agresiones a medios de difusión y periodistas”. Esa es otra ocurrencia, pero eso lo discutiríamos aparte con este ex periodista.

Otra compañía de apoyo fue Adolfo Gómez Vives, profesor de la Escuela Carlos Septién García, quien celebró la iniciativa porque según sus dichos “refuerza la ley federal del trabajo y debiera, en algún momento, subirse a nivel constitucional" (sic).

¿Es posible?

Alguien debió informarle a la senadora y a sus seguidores algo del contexto que padecen hoy los periodistas mexicanos: asesinatos, agravios sistemáticos en su mayoría de personeros de gobierno, alta impunidad y carencia de por los menos 14 derechos de carácter profesional y no solamente de tipo laboral. Y lo peor es que ningún legislador ha propuesto algo serio e integral para enfrentar todo esto.

Si la senadora y sus seguidores quisieran ayudar con una reforma a la ley del trabajo en favor de los periodistas, debieran apoyar las otras tres, muy completas, que se han presentado en la Cámara de Diputados y no solamente decir –de dientes para afuera– que la cláusula de conciencia es una “necesidad urgente” de carácter laboral.

Alguien debió informarle a la senadora y a los que la apoyan que en México ya existe la cláusula de conciencia en contratos de trabajo en Notimex, la agencia de noticias del Estado mexicano, y en los que ha firmado el Sindicato Nacional de Redactores de la Prensa y varias agencias noticiosas internacionales en el país. Y que dicha cláusula, por sí sola, ha servido de poco frente a un raquítico andamiaje legal que proteja el desempeño de los periodistas y ante una escasa organización gremial-profesional que resta posibilidades de mejorar unitariamente su entorno.

Es más, creo que nadie les informó a los redactores y promotores de esta segunda iniciativa de la “cláusula de conciencia” que en abril de 2008 el entonces senador Marko Cortés inició un procedimiento similar y lo más que ocurrió fue que un académico escribió un largo ensayo del por qué no avanzó esa iniciativa y que es imposible la aprobación y vigencia de una ley de este tipo.

Para el conocimiento de la legisladora, sus asesores y apoyadores les refiero el trabajo de Roberto Pantoja Díaz, el investigador que entrevistó al entonces Senador Marko Cortés. En 2012 presentó su texto: “Viabilidad de la aplicación de la cláusula de conciencia en México”.

Si hubieran leído este trabajo y su iniciativa fuese más que lograr una escena mediática de impactar unos momentos para hacerse notar, habrían elegido otra ocurrencia, algo más verosímil. Por ejemplo acerca de los aspectos negativos escribió Pantoja Díaz un largo capítulo con al menos diez hechos en contra que existen en México:

1.- Resistencia histórica a la regulación de la información.

2.- Falta de comprensión del alcance del derecho a la información como una “garantía social”.

3.- Control de la información por parte de los poderes Institucionales.

4.- Visión mercantilista de la información.

5.- La falta de garantías de seguridad jurídica y laboral de los periodistas.

6.- La falta de unidad del gremio periodístico.

7.- Falta de condiciones de gobernabilidad y estado de derecho.

8.- Concentración de medios.

9.- Autocensura de los profesionales y los medios de la información.

10.- La falta de códigos de ética y su inobservancia.

Seamos serios senadora ¿De veras cree que es posible alcanzar una ley de conciencia para periodistas?

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