Opinión

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ESTHER PEÑAS

 

Más que una moda transitoria, la irrupción de las bicicletas en las grandes ciudades españolas se está conformando como una auténtica filosofía de vida en la que se mezclan el compromiso con el medioambiente, una conducta responsable y sostenible y hasta una espiritualidad basada en la meditación que propicia el pedaleo.

Si bien siempre ha habido quien se ha decantado por el uso de la bici como medio de transporte, desde hace unos años, las autoridades europeas han venido incentivando su uso. La localidad francesa de Rennes fue uno de los primeros municipios que apostó por un servicio público de bicicletas en la calle, a finales de los noventa. Doscientas bicicletas y 25 puntos de estacionamiento. La siguió Oslo, en 2001 (1.200 bicicletas y 120 aparcamientos). En España, la primera ciudad fue Barcelona (1.500 bicicletas, 100 puntos de recogida y entrega), y después Córdoba, Gijón y Sevilla.

Los orígenes de las bicicletas de uso público no son una propuesta de la modernidad. El activista holandés Laurens Maria Hendrikus, miembro del movimiento contracultural Provo (asentado en el principio de provocar reacciones violentas entre la clase gobernante con acciones no violentas ciudadanas) diseñó los White plans, en los años 60 que pespuntaba actuaciones para mejorar la calidad de los entornos urbanos. En ellos introdujo la propuesta de ofrecer veinte mil bicicletas comunitarias para reducir la contaminación.

A la red de bicicletas se añaden la designación en las calzadas del carril bici así como la puesta en marcha de campañas de educación vial. La normativa aún es incipiente, pero va desarrollándose para velar por ciclistas, peatones y conductores de otros vehículos.

Cada año se fabrican unos cien millones de bicicletas en todo el mundo. Según Jaume Ferrer, editor de Tradebike, España es el sexto país de Europa donde más bicicletas se venden (se fabrican 355.757), y su volumen de negocio mueve unos mil trescientos millones de euros anuales. Este mercado da trabajo a unas catorce mil personas.

Ferrer apunta que hay más de trescientas empresas dedicadas al mundo de la bici en nuestro país. “Más del 80% de esas tiendas son independientes, mientras que el 16% restante son cadenas o tiendas de una marca específica. Aproximadamente, el 60% del negocio se concentra en la venta de bicicletas; los componentes copan el 24%, y el 16% restante proviene del comercio de ropa y accesorios”.

Sebastián Verbeke es uno de esos jóvenes empresarios madrileños que se decantaron por este tipo de negocio. Su local, 14Bikes, lleva tres años despachando “sobre todo, servicio de taller, aunque cada vez vendemos más accesorios, como cascos, porque aumenta la conciencia de mirar por la seguridad”. Ahora acaba de estrenar un servicio on line a través del cual envían todo tipo de piezas a cualquier punto de España.

Pero los hay más artesanos, como Andrés Aguerri, fundador de Ciclos Noviciado. Realiza bicicletas a medida. Customizadas, como adjetivarían los entendidos. La dedicación que requiere este trabajo le impide preparar más de dos al mes y, aunque resultan caras (el precio medio de cada uno de estos utilitarios ronda los mil quinientos euros), en 2015 culminó quince encargos, algunos de otros países.

Según el último Barómetro de la Bicicleta en España, más de 22 millones de españoles cuenta con una para uso personal. En España todavía se venden muchas más bicis de montaña que de ciudad, aunque éstas van remontando la distancia. El precio medio de las primeras ronda los 211 euros, mientras que las urbanitas cuestan unos 169 euros.

La implantación de este vehículo se refleja en el nivel de asociacionismo, ya que a día de hoy existen 55 asociaciones probici en toda España. “Todavía son pocas, pero van en aumento. Entre 2008 y 2011 el número de personas que iba a trabajar en bici se duplicó, pasó del 6,8% al 11,9%. Cada vez hay más sentimiento de pertenencia a un grupo”, asegura Juan Merallo, portavoz de Conbici, una entidad que promueve el uso de las bicicletas en las ciudades.

Lo que está claro es que, más allá de las ventajas casi inmediatas que reporta el uso de la bicicleta (impacto medioambiental, mejora en la salud, optimización del espacio y de la economía familiar) el sector de la bicicleta también se ha convertido en un nicho de mercado que no sólo se ramifica sino que se afianza. Einstein, a la postre, también tenía razón cuando dijo aquello de que «la vida es como montar en bicicleta. Si quieres mantener el equilibrio, no puedes parar».

 

Artículo del Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS)

Ethic

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Guadalupe