Opinión

hurtosExpress Zacatecas

 

El gasolinazo es un golpe durísimo a la economía del país, en micro y en macro, absurdamente negado y justificado desde la más alta esfera del poder, el presidente Enrique Peña Nieto y su gabinete económico, así como sus correligionarios político partidistas.

Desde hace tiempo se cuaja en México la incredulidad social, cada vez más acendrada, respecto a la honestidad, para bien de todos, del manejo de la economía nacional.

Sale a flote con mayor exacerbación, el resentimiento del engaño. ¿Estaría tocando fondo?, en duda por antecedentes mediatos que prendieron y se apagaron con el correr del tiempo.

Frente a la situación, y aunque vemos una debilidad de resguardo de la ley por parte de las corporaciones de seguridad, contemplativa en muchos casos, el gobierno se ha preparado con la militarización y el crecimiento de las policías para enfrentarse contra el propio pueblo. De seguir así las cosas, parece que a ello vamos.

El saqueo de tiendas ha provocado reacciones diversas, principalmente de repudio, a ojos de una sociedad que está enardecida contra el gobierno, pero que no aprueba un comportamiento tan radical como abusivo, que extralimita la legalidad y valores que aún son ampliamente compartidos.

Lo de los infiltrados en los disturbios, incluso en los saqueos, no es un chiste grotesco, ante el cual podamos descalificar por su apariencia simple. Es real. Es una práctica con la que vivimos para desacreditar la manifestación social, desalentarla y exterminarla.

No podemos perder la sensibilidad para leer este episodio que ocurre en el país sin referente inmediato. Son, acaso, los más desposeídos de los desposeídos, principalmente jóvenes, hombres y mujeres, aventados a la ruptura con el sistema por la injusticia y pobreza, la falta de oportunidades que hacen crisis en México. Roban de todo, sí, con "hambre", también de todo, y algunos cierto, no se ven tan pobres y optan por productos no básicos, fuera de su alcance adquisitivo.

Es válido, más que en otros momentos, interrogar al poder político y económico, en términos de la impunidad contra la corrupción, el saqueo de arcas en el país que vemos amplificada en los gobernantes, y que según datos reconocidos costaría más de 30 por ciento de los recursos económicos del país, es mucho más, sin duda, frente a esta turba que ya está dispuesta a transgredir la ley, harta de la doble moral, arrastrados por las condiciones de este sistema injusto a todas luces.

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