Opinión

DIEGOLARAMarco Lara Klahr / Edad_Mediática

Esto me sorprendió: «El padrote que no pudo comprar la ley». No tanto por el tema ni por la historia periodística misma, sino por su tratamiento editorial en portada —eso que en el mundillo de las salas de redacción llamamos su «puesta en plana».

No podía pasar inadvertida, pues aunque fue colocada debajo del doblez, en la portada de El Universal [febrero 11, 2015] se le destacó al centro de una gran pantalla amarilla, bajo aquel encabezado en tipografía de mayor puntaje y con este «entresacado»: «Mira… si habláramos de que te robaste unos carros, ¡pero te metiste con niñas!».

Al leer el encabezado recordé el Libro de estilo de El País [2004], cuyo principio 1.47 cito ahora: «Las informaciones sobre cualquier acontecimiento que provoque repulsa social habrán de mantener un lenguaje correcto para los protagonistas del suceso, por muy execrable que pueda parecer su conducta» [p. 28].

Luego el «entresacado» me sorprendió aún más: la selección de la frase, atribuida a un agente de policía que arrestó al protagonista, no es casual; denota virtualmente esta perspectiva moral: «meterse» con niñas, aunque quién sabe qué signifique exactamente, es reprochable, pero, por lo visto, robar autos podría, llegado el caso, pasarse por alto. Fuera de contexto, puede tener una lectura que aportaría una paradójica lección de antivalores, al exaltar de hecho a un policía quizá proclive a corromperse, aunque solo en circunstancias «moralmente permisibles».

Al final, en el primer vistazo de la portada la historia podría reducirse a que un «padrote» [y no una persona que cometió el delito de trata de personas] se «metía» con niñas [y no que las explotaba o abusaba sexualmente de ellas], lo que le impidió beneficiarse de la corrupta clemencia de un agente policial [para quien robar autos es tolerable].

Así, entre la nota roja y el infoentretenimiento, por este tratamiento editorial una historia de gran relevancia acaba como una nota curiosa y hasta pintoresca, pero que en el fondo, en esa pedagogía implícita en la función noticiosa, frivoliza, se centra en entretener con su profusión de coloquialismos y precariza la cultura de legalidad, todo lo cual, lejos de informar, abona a la atmósfera de violencia que nos aqueja.

Organizaciones y universidades han convocado a una jornada para la especialización de l@s periodistas en una novedosa perspectiva para la cobertura noticiosa de la violencia social.

Se trata del Seminario de Periodismo para la Prevención de la Violencia El periodista como agente de cambio en la construcción social de la paz [Ciudad de México, febrero 20, 2015], que incluye el Taller para Periodistas sobre Prevención Social de la Violencia 2015. Teoría y práctica para informar con responsabilidad social, y las conferencias magistrales del periodista español Javier Bernabé Fraguas y el chileno Pablo Bachelet, además la Mesa de Diálogo con periodistas.

En el mismo marco fue puesta en línea la iniciativa Periodistas en Prevención.

Estos son espacios propicios para conversar sobre asuntos como el expuesto arriba, persiguiendo en todo momento el avance profesional del periodismo policial y judicial, y principalmente elevar el estándar editorial de los medios noticiosos industriales, en favor del derecho que todos tenemos a la información.

 

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