Economía

Sajaya RajaramEl premio mundial de alimentación precisa que se requiere aprovechar mejor el agua y el suelo de cultivo en el país

Sencillo, aumentar de 3 a 5 toneladas por hectárea, mediante el uso adecuado de semilla y fertilizantes

 

México cuenta con recursos naturales que abrigan esperanzas firmes de alcanzar autosuficiencia en maíz y trigo en el mediano plazo. En varias regiones de este país hay el potencial en superficies con aptitud de aumentar productividad. “Hay en uso tecnologías y ciencia de cultivo de las más altas en el mundo”, afirmó el investigador y científico de origen hindú pero mexicano por naturalización, Sanjaya Rajaram, quien recientemente recibió el Premio Mundial de Alimentación 2014.

Al asistir como invitado de honor en la XVI Sesión de la Comisión de Agricultura y Ganadería del Senado de la República, presidida por el senador Manuel Cota Jiménez, dirigente de la Confederación Nacional Campesina (CNC) ,precisó que normalmente en México se cultivan 8 millones de hectáreas con maíz, en su mayoría blanco. Hasta ahora se obtiene un promedio de 3 toneladas por hectárea, lo que arroja 24 millones de toneladas al año.

Consideró que es relativamente sencillo aumentar de 3 a 5 toneladas por hectárea, mediante el uso adecuado de semillas, fertilizantes y uso eficiente del agua. “Entonces, el potencial de productividad va a aumentar y podremos contar con cosechas hasta de 40 millones de toneladas de maíz, lo cual sería suficiente para atender la demanda nacional de maíz blanco para la población y maíz amarillo para la ganadería productora de carne de res, de cerdo y de pollo, así como de huevo y leche”.

“Creo incluso, añadió, que México podría entrar a modelos de productividad con capacidad de generar reservas para años de escasez de entre 5 millones a 10 millones de toneladas anuales, o tener un destino de exportación. Potencialmente creo que esto es viable”, destacó.

Actualmente la población de México es de 115 a 120 millones de habitantes y, para 2050, --en sólo 35 años-- esta población será de 150 millones de personas. “Entonces, debemos pensar en este contexto: autosuficiencia en dos principales granos de consumo básico: maíz y trigo”. Creo que es importante lograrlo en la misma superficie abierta al cultivo. Necesitamos alcanzar índices más altos de eficiencia en uso de insumos, pero también en el aprovechamiento del agua de lluvia. “La mayor parte se filtra o se evapora”.

Esto se puede lograr mediante la educación, la capacitación y organización de los pequeños agricultores, que son quienes tienen un amplio margen de aumentar productividad, consideró el doctor Rajaram.

El investigador agrícola mexicano por adopción, de talla mundial, fue colaborador del padre de la “Revolución Verde”, Norman Borlaug, y también ocupó la dirección del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), organismo que opera en México desde la década de 1960, habló también de la calidad de semillas de maíz, sin dejar de reconocer que este grano es de origen mexicano.

En cuanto a semillas, expresó que el CIMMYT cuenta con más de 20 mil colecciones o razas de maíces mexicanos, con los cuales se puede trabajar para crear nuevas variedades de alta productividad y resistentes a plagas y enfermedades.

Detrás del iniciador de la “Revolución Verde”, doctor Norman E. Borlaug, hubo destacados técnicos e investigadores mexicanos y de otros países, que contribuyeron a que, a través de este proyecto, se evitaran casos de hambruna en países asiáticos, entre ellos Paquistán, Bangladesh y la India. Fueron variedades de trigo mejoradas genéticamente en los campos experimentales mexicanos, las que llegaron a esos países a revolucionar y revertir una situación de amenaza de falta de alimentos, a ofrecer granos alimenticios con propiedades nutricionales y rendimientos superiores.

El científico Rajaram precisó que si bien en los estados del norte son mayores los rendimientos en maíz y en trigo, se debe a factores como el riego y al uso de tecnologías de punta, a diferencia de lo que ocurre en el centro, sur y sureste de México, donde llueve más, pero es poco el riego y el manejo de una agricultura tecnificada. En estas regiones los rendimientos promedio son de 2.5 y 3 toneladas por hectárea.

Por su parte, el senador Cota Jiménez resaltó la figura del científico indo-mexicano, y dijo que fue galardonado con el Premio Mundial de Alimentación 2014, por sus trabajos de investigación científica en el desarrollo de 480 variedades de trigo que se han liberado en 51 países del mundo. Esta innovación, dijo, ha llevado a un aumento en la producción del cereal, tomando como base los éxitos de la Revolución Verde.

Como sede de la “Revolución Verde”, expresó el senador Cota Jiménez, México demostró al mundo su capacidad de contribución a la lucha contra el hambre en el mundo.

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