Sociedad

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En México, de cada 100 ocupados en esta actividad, 90 son mujeres; hoy se celebra el día internacional en este ámbito

 

Según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), en el primer trimestre de 2017, la población mexicana de 15 y más años ocupada en trabajo doméstico remunerado en hogares es de 2 480 466 personas, lo que representa 4.8% de la población ocupada para este rango de edad.

El trabajo doméstico es el realizado para o dentro de un hogar o varios hogares. Puede incluir tareas como limpiar la casa, cocinar, lavar y planchar la ropa, el cuidado de los niños, ancianos o enfermos de una familia, jardinería, vigilancia de la casa, desempeñarse como chofer de la familia, e incluso cuidando los animales domésticos. Se clasifica en remunerado y no remunerado.

El primero de ellos se refiere al que se realiza en el marco de una relación laboral, mediante un pago determinado, ya sea para el mismo hogar de residencia o para otro, mientras el trabajo doméstico no remunerado es aquel realizado para el mismo hogar del que forman parte los individuos sin que medie un pago.

El trabajo doméstico se caracteriza por realizarse de manera aislada, factor que contribuye a la desprotección y vulnerabilidad de las personas que desempeñan esa ocupación. La Organización Internacional del Trabajo (OIT), señala que una vez empleados, se ven inmersos en relaciones de poder muy desiguales con los empleadores y hacen frente a un elevado nivel de aislamiento, maltrato, abuso, humillación y discriminación. Mayor déficit de trabajo decente y peor calidad del empleo son también características atribuidas al trabajo doméstico.

En el grupo de trabajadores domésticos remunerados se incluyen las ocupaciones de empleados domésticos; cuidadores de personas en casas particulares; jardineros en casas particulares; lavanderos y planchadores domésticos; choferes en casas particulares; vigilantes y porteros en casas particulares y cocineros domésticos.

RADIOGRAFÍADEL INEGI A ESCALA NACIONAL

La distribución de los trabajadores domésticos remunerados en México, según tipo de ocupación se concentra mayoritariamente en el grupo de empleados domésticos. Esta categoría incluye a los trabajadores que realizan principalmente quehaceres de limpieza en casas particulares, además de otras actividades complementarias como puede ser lavar o planchar. Este grupo representa a 79.4% del universo de trabajadores domésticos remunerados y suma poco más de 1.9 millones de personas.

El trabajo doméstico remunerado en México es una actividad primordialmente femenina, ya que 90 de cada 100 ocupados en esta actividad son mujeres. Destaca que en ocupaciones como empleados domésticos, cuidadores de personas, lavanderos, planchadores y cocineros domésticos la presencia de mujeres se incrementa a más de 93 mujeres de cada 100 trabajadores en estas ocupaciones.

En contraste, la mayor presencia de hombres se ocupan como choferes, vigilantes, porteros y jardineros, todos en casas particulares, con porcentajes superiores a 94.4% de los ocupados en estas actividades.

Datos de la ENOE 2017 indican que la edad promedio de los trabajadores domésticos es de 42.3 años: 43.9 para hombres y 42.1 para mujeres. Además muestran que seis de cada 10 de los trabajadores domésticos (57.7% de las mujeres y 57.0% de los hombres), tienen 40 años o más de edad.

En México 5.8% de los trabajadores domésticos remunerados es analfabeta. Esta condición se presenta mayormente en los varones: 6.4% de los hombres trabajadores domésticos y 5.7% de las mujeres ocupadas en esta actividad son analfabetas.

Respecto a los niveles de escolaridad de la población ocupada en el trabajo doméstico remunerado, cuatro de cada 10 trabajadores domésticos tiene algún grado de secundaria, 32% solo concluyó la primaria y 20.9% no concluyó los grados de primaria. Solo uno de cada 10 trabajadores domésticos remunerados tiene al menos un año cursado y aprobado en el nivel medio superior o superior.

Por tipo de ocupación, los trabajadores con mayor nivel de instrucción son los choferes en casas particulares: 39.8% cursó al menos un grado en educación media superior o superior. Los cuidadores de personas también presentan mayores niveles de escolaridad que el resto de los trabajadores domésticos: 22.2% tiene al menos un año aprobado en la educación media superior.

En caso opuesto, los lavanderos y planchadores domésticos son los trabajadores domésticos con menores niveles de escolaridad: 23.8% tiene un nivel de primaria completa y 43.6% no terminó la educación primaria. 

CONDICIONES LABORALES

El trabajador subordinado y remunerado, de acuerdo con la ENOE, es la persona que trabaja para una unidad económica en la que depende de un patrón o un representante de él, a cambio de la cual percibe una retribución económica monetaria. En los trabajadores domésticos la unidad económica se refiere a viviendas particulares. En relación con el trabajo doméstico, la misma encuesta reporta 2 394 125 de personas en esta condición que corresponden a 96.5% del total de ocupados en trabajo doméstico, de los cuales 8.5% son hombres y 91.5% mujeres.

La disponibilidad de contar con un contrato que formalice la relación laboral es determinante en cuanto a la protección legal de los derechos de los trabajadores, en ese sentido y conforme a los datos de la encuesta, 99 de cada 100 ocupados en esta actividad se encuentran laborando sin contrato escrito.

De acuerdo con la duración de la jornada laboral, 59.5% de las mujeres ocupadas en este tipo de actividades cumplen jornadas menores a 40 horas y 38.6% trabaja 40 horas o más a la semana; en tanto que siete de cada 10 hombres en estas ocupaciones  labora 40 horas o más a la semana.

Un elemento clave de la formalización laboral es la seguridad social. Las prestaciones de seguridad social tienen por objeto proteger a los trabajadores de riesgos, atender las necesidades de subsistencia apremiantes de la población y asistirla frente a los imprevistos.

Respecto a las prestaciones de salud de los trabajadores domésticos subordinados y remunerados, la ENOE refleja que, en el primer trimestre de 2017, siete de cada 10 no cuentan con prestaciones de acceso a instituciones de salud. Por sexo, se observa que 75% de las mujeres se encuentra en esta situación mientras que en los hombres es 58.2 por ciento.

Sobresale que el porcentaje más alto de trabajadores domésticos que no cuenta con acceso a instituciones de salud se presenta en quienes se ocupan como lavanderos y planchadores domésticos (96.0%), seguidos por los cuidadores de personas (81.7%), y los ocupados como empleados domésticos (73.6 por ciento).

TRABAJO DOMÉSTICO INFANTIL

Para la OIT el trabajo doméstico infantil es el trabajo realizado por niños en el sector del trabajo doméstico, con o sin remuneración, en hogares de terceros o empleadores.

El trabajo de menores en la esfera doméstica como actividad económica es considerado trabajo peligroso o una de las peores formas de trabajo infantil. Son “trabajadores invisibles”, ya que sus labores son efectuadas al interior de casas que no son las suyas, sin ningún sistema de control, aunado a la exposición a riesgos de salud, abuso sexual y accidentes laborales en cocinas o espacios de cuidado no aptos para el trabajo de niños, niñas y adolescentes, además de que en esta esfera laboral confluyen diversas violaciones a sus derechos, como el alejamiento del entorno familiar, trabas a la educación, horarios excesivos de trabajo, falta de contratos y prestaciones. Este grupo probablemente es el más vulnerable y explotado, así como el más difícil de proteger.

De acuerdo con cifras del Módulo de Trabajo Infantil (MTI) 2015, 2.2 millones de niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 años integran la población en ocupación no permitida. De esta población, 126 023 (5.7%) se desempeñan en el área de trabajo doméstico: 58.1% son varones y 41.9% mujeres.

NO REMUNERADO

El trabajo doméstico no remunerado se refiere a la realización de labores domésticas y el cuidado de personas dependientes (niños, ancianos, personas con discapacidad o personas enfermas) por parte de los miembros del hogar, sin recibir pago o remuneración alguna. Se desarrolla mayoritariamente en la esfera privada (hogares) y se mide cuantificando el tiempo que una persona dedica a las labores domésticas y al trabajo de cuidado, ya sea en su hogar o como apoyo a otros hogares.

El trabajo doméstico en beneficio del hogar propio o en apoyo de terceros, al no ser reconocido formal y legalmente como ocupación, no abona al Producto Interno Bruto (PIB). Para evidenciar el significado que tiene en la reproducción social, se desarrollaron las cuentas satélite]. Según la Cuenta Satélite del Trabajo No Remunerado de los Hogares, durante 2015 el valor económico del trabajo doméstico no remunerado alcanzó un nivel equivalente a 4.4 billones de pesos, lo que representó 24.2% del PIB del país. El valor de mercado que tienen las tareas domésticas supera la contribución de actividades como las manufacturas, el comercio, la construcción o la agricultura, lo que ilustra la importancia en términos económicos.

La Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT) muestra que para 2014, de las personas de 12 años y más 98.8% (92 516 530) realiza actividades productivas. El tiempo total de trabajo invertido en actividades productivas de hombres y mujeres de 12 años y más es de casi seis mil millones de horas a la semana. De cada 10 horas que se destinan al trabajo, un poco más de cinco horas (55.4%) contribuyen a la economía del país sin que medie pago alguno, es decir, están destinadas al trabajo doméstico no remunerado.

 

 
 

 

 

 

 

 

 

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