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GUILLERMO GARCÍA GONZÁLEZ

 

“Una risa,

Como un aullido

Desde el fondo del tiempo

Desde el fondo del niño

Cada día

José Luis dibuja nuestra herida”

Octavio Paz, Totalidad y fragmento

 

Dicen los románticos que una carta es un símbolo del amor y de la amistad. Es por ello que si amas a alguien en secreto, o si está lejos de ti por algún motivo, escribirla será una de las mejores decisiones  en la vida para tratar de conquistarla(o) o de volverla(o) hacia ti.

 En Cartas amorosas a Beatriz del Carmen, exposición, montada en el Ex templo de San Agustín del Centro Histórico de Zacatecas, el reconocido pintor, dibujante, escritor, grabador, escultor e ilustrador mexicano muestra su historia de amor en misivas donde la caligrafía es un recurso plástico.

 Sabemos, él  siempre ha sido confesional, por sus libros autobiográficos y sus columnas periodísticas controvertidas, decidió hacer un diario íntimo en que de pasada utiliza materiales como: tinta china, aguada y acuarela, óleo, técnica mixta, acrílico, carboncillo sobre papel. Qué mejor forma de comentar los pormenores de unas relaciones maduras de enfrentar la pasión.

 En la década de los años 50-60 del siglo XX, en aquel entonces un joven llamado José Luis Cuevas (1931) generaba escándalos y expectativas, con sus ruidosas críticas a la objeción impuesta en el ambiente de las Artes plásticas por la Escuela Mexicana.

 Se le ubicó dentro de los artistas de La Generación de la Ruptura que incorporaban valores más universales, abstractos y apolíticos en su trabajo; exploraban otras corrientes artísticas para expandir su temática y estilo más allá de los límites impuestos por el muralismo. Es de hacer notar, el movimiento como tal se daba de modo espontáneo, no era deliberado y las relaciones entre sus miembros fueron más bien informales. Su lucha era por la excelencia, por lograr la mejor obra posible, los unía la calidad de la obra

 Pintores reconocidos en la actualidad integraron este no grupo, entre ellos: Manuel Felguérez, Lilia Carrillo, Fernando García Ponce, Pedro Coronel, Günther Gerzo, Carlos Mérida, Roger von Gunten, Vlady, Mathias Goeritz, Alberto Gironella, Vicente Rojo, Juan Soriano y Francisco Toledo. Todos y cada uno de ellos crearon un estilo particular en sus pinturas y renovaron el arte en México.

 La omnipresencia agobiante de los instrumentos del poder en México, en cada aspecto de la vida lograba el objetivo de mantener el control de la población, pero no evitaba la presencia de una semilla de sentimiento antiautoritario latente en las mentes de la gente. Llegaron las consignas: «Prohibido prohibir», «La imaginación al poder», «Cuanto más hago el amor más quiero hacer la revolución, cuanto más hago la revolución más quiero hacer el amor».

 Época de la consolidación de la Ruptura y el despegue de Cuevas con exposiciones en Estados Unidos y otros países, premios internacionales, creación de carpetas con series que llevó a distintos museos y galerías

 José Luis Cuevas descubrió en la publicidad un arma a su servicio. A los 20 años empezó a ser famoso,

 En su múltiple producción artística apreciamos: dibujos, grabados, escultura, se distinguen figuras, parejas humanas, grupos de tres personajes o más integrantes que cubren el claro del cuadro, la utilización del claro obscuro y colores azul, rojo, ocre. Sus trabajos señalan el dominio del dibujante sobre la línea y el espacio.

 Sin duda, hay coincidencias con José Clemente Orozco y los expresionistas alemanes. Y antes, con el Goya de Los caprichos. Conducidas con sus propias obsesiones (Autorretratos). Acredita la famosa frase “La razón engendra monstruos”. Gana el reconocimiento de su estilo por la disposición de las líneas curvas o las expresiones de los moradores de la vida cotidiana, los seres deformes, enfermos mentales, las prostitutas y la tentativa de mutaciones en su formación corpórea, recurso muy común en las figuras de Cuevas, referido como uno de los artistas más personales de nuestro tiempo.

 Cuevas relató, el libro Cartas de amor a Beatriz del Carmen se compone de obras hechas con el sentimiento de una persona enamorada de su esposa, para él el amor es una de las emociones más importantes sobre todo para los artistas, poseedores de una mayor sensibilidad. “El verdadero amor lo vine a descubrir con Beatriz. Ella trajo algo importante a mí me ayudo a descubrir el color a mis ojos y a mi vida.”

 En referencia a su obra de los últimos años de crear en equipo con su esposa, donde ella colorea y él las traza, la investigadora y crítica de arte Lelia Dribe dice: “El resultado es desastroso. Creo que él tendría que seguir dibujando solo y en todo caso, si ella es pintora, ella debe ser pintora de su propia obra”.

 

           

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